Cada nueve meses –sin falta- Ángela Arango debe de estar al cuidado de Arena, una perra de raza labrador que psicológicamente queda embarazada.
Los hechos ocurren luego de que le pasa el calor, Arena crea un embarazo psicológico el cual lleva a que la perra produzca leche, y a su propietaria le corresponde expulsársela y ponerle pañitos de agua caliente para evitar los problemas de mastitis.
“Arena es muy activa y juguetona, y algún día estaba quieta, no se movía; en mi casa todos nos preocupamos y comenzamos a buscar un veterinario que nos ayudara a saber qué era lo que le pasaba a ella” cuenta Ángela.
Lo que no llegaron a sospechar los propietarios de Arena era que no sólo iban a necesitar un veterinario; cuando el primero no descubrió nada, visitaron otro y luego otro; los gastos incrementaron y las ansias por saber qué le pasaba a Arena también.
Finalmente el tercer veterinario descubrió que Arena sufre embarazos psicológicos lo que conlleva a que la perra cada nueve meses sufra todos los síntomas que puede llegar a sufrir una perra que sí está embarazada, pero con la diferencia que Arena no tendrá que hacerse cargo de los cachorros.
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